La enceguecida interna por el poder y el control de la barra brava de Boca Juniors, lleva más de dos años de disputa a la vista de todo el público futbolero. Todos los que trabajan en el club saben quiénes son los barras pero no es solo eso lo triste. Muchos de los violentos que dicen ser hinchas del equipo, pero que en realidad son hinchas del dinero, dinero y dinero, trabajan de lunes a viernes en las instalaciones del club y los dirigentes de la boca para afuera dicen no conocerlos aunque muchos son la oscura mano de obra que los ayudan a “controlar” el club.
Esto no pasa en el club de la ribera nada más. En una nota de Clarín titulada “Los códigos peligrosos”, publicada en el año 2000 ya se mencionaba la relación que existía entre los dirigentes, los barras y sus pactos silenciosos. En River, por ejemplo, los “Borrachos del tablón” colaboraron en la campaña política de José María Aguilar pintando paredes, pegando afiches e “invitando” a los socios a votar por su aliado.
En Racing, como en la mayoría de los clubes que organizan recitales, los barras se encargan de la seguridad del recital, del estacionamiento y hasta tienen concesiones del buffet de los estadios.
Muchas veces, los dirigentes les dan empleo a los barras y la protección de la gente queda en manos de personas que no se llevan bien con el orden y la paz.
El panorama es demasiado evidente pero los dirigentes ante las cámaras dicen otra cosa. Por ejemplo, Macri cuestiona al Gobierno Nacional y dice que el Estado es el responsable, pero el mismo Mauricio, con su gente, es el que firmó un convenio con la “Asociación Civil Casa Amarilla” (cercana a la barrabrava), para construir viviendas en la Boca para barras como Hernán Cantón, miembro de la 12 y preso por la asociación ilícita y Santiago Lancry, otro de los detenidos por la causa de los carnets truchos.
De la Sota, que fue otros de los que apuntó al oficialismo por el tema fútbol, es junto a sus colaboradores Carlos Presas y Carlos Alessandri, el impulsor de un premio otorgado a la barra de Talleres de Córdoba. ¿Por qué motivo? Buen comportamiento. Que quiere decir que no mataron a nadie o por lo menos nadie se enteró. Una locura.
“Los dirigentes y los políticos se valen de las barras y las
usan”, afirma Miguel Ángel Pierri, abogado de integrantes de “La 12” en la
misma nota difundida hace trece años. Lo cierto es que la angosta calle que
separaba la vereda del fútbol de la vereda política ya no existe. Cada vez hay más lazos entre los sonrientes candidatos, los
clubes y los violentos.
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