Es verdad que no siempre se puede confiar en la pureza del
agua que sale de la canilla, especialmente en regiones en donde el servicio
público es ineficaz.
Sin embargo, el agua embotellada no es siempre una opción
mejor a la que sale del grifo. Cuando confiamos en su origen y reforzamos su
potabilidad (con lavandina, hirviéndola o con purificadores), puede ser
realmente más conveniente que la que se compra en kioscos y supermercados. El
sitio Vida y Salud te explica por qué.
Aunque está controlada por organismos públicos, sólo se
garantiza que el agua se embotella de acuerdo con los estándares de calidad,
pero no exige que las compañías le informen cada año sobre la calidad del agua.
Además, hay diferentes tipos de agua embotellada. Algunas
provienen directamente de manantiales naturales, pero otras simplemente
provienen de tu mismo acueducto, sólo que la empresa embotelladora las
"purifica” o "destila”. Para tomar agua realmente natural, compra
sólo las botellas que digan "agua de manantial”.
Por último, el agua embotellada es una opción más cara y
menos ecológica. Por cada botella que compras, estás pagando no sólo el agua,
sino la planta, el plástico y los largos recorridos que hacen para llegar a tu
supermercado. Además, casi siempre se convierte en una botella más en los
basureros, pues pocas personas las reciclan.
Muchos se deciden por el agua embotellada simplemente porque
les sabe diferente al agua del grifo. Esto se debe a que gran parte del agua
embotellada ha sido enriquecida con minerales como sodio o calcio. Y el agua de
grifo, en cambio, contiene más fluoruro y a muchas personas no les agrada ese
sabor, asegura Vida y Salud.
Hay en cuenta que mientras el sodio de las aguas
embotelladas no es bueno cuando tienes hipertensión, el flúor en el agua de
grifo sí es bueno para prevenir las caries.
Del grifo o de la botella, el agua siempre tendrá cierto
nivel de contaminantes: bacterias provenientes de las heces fecales de animales
y humanos, algunos químicos liberados por las industrias, nitrato de los
fertilizantes usados en los cultivos, minerales como mercurio o plomo. Estos
contaminantes algunas veces entran de forma inevitable porque se encuentran en
la tierra o porque son deshechos creados por el hombre.
Pero estos contaminantes no son necesariamente peligrosos
para la salud, cuando se encuentran en cantidades pequeñas, destaca el sitio.
Algunas personas sí pueden ver afectada su salud al tomar o
cocinar con agua que contiene alguna cantidad de contaminantes, como los
enfermos de HIV/SIDA, los pacientes que reciben quimioterapia o quienes se
hicieron un trasplante de órgano recientemente. Algunas veces el agua con
contaminantes puede afectar a las mujeres embarazadas y a los niños pequeños
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