Este
martes no fue un martes cualquiera ya que era el día tan esperado por todos los
periodistas deportivos que se dedican a hablar del pelo, las uñas y los botines
de los jugadores, en lugar de hablar de fútbol.
Pablo Ledesma se reincorporó a los entrenamientos de Boca luego de la licencia
otorgada por el cuerpo técnico debido a que el volante de 30 años se había
desgarrado en el partido contra Olimpo.
Pero no era el desgarro el tema en cuestión. El morbo estaba puesto en ver la
cara del jugador que supuestamente tenía el rostro desfigurado luego de las,
también supuestas, trompadas de Orión hacia él, por haberlo expuesto en la
conferencia de prensa que dio la semana pasada.
La desilusión llegó cuando apareció Ledesma al entrenamiento y la cara estaba
como siempre. Es más, estuvo más sonriente que de costumbre.
Trompadas, reproches e insultos es posible que hayan existido, pero estamos en
presencia de otro hecho de desinformación más: Orión no desfiguró a Ledesma
como aseguraron muchos periodistas viernes, sábado, domingo y lunes.
¿Qué hicieron los periodistas cuando vieron a Ledesma sin ningún rastro de las
trompadas del arquero? Nada.
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