Mi hijo nació hace pocos días...vino al mundo en la forma
normal. Pero yo debía trabajar y pagar cuentas; aprendió a caminar durante mi
ausencia. Y ya hablaba sin que yo me hubiera dado cuenta y cuando iba creciendo
decía: "Yo voy a ser como tú, papá, ¿sabes? seré igual a ti".
- ¿Cuándo vuelves papá?
- No sé todavía... pero cuando vuelva estaremos juntos,
juntos y felices.
Cumplió los diez años hace pocos días; dijo: "Gracias
por esa pelota, papá, vamos a jugar, ¿me enseñas?" Contesté: "Otro
día, hoy tengo mil cosas que hacer". "Está bien" dijo el niño y
se fue alejando con una sonrisa que claramente decía: "Yo voy a ser como
tú, papá, seré igual a ti".
Volvió del colegio hace pocos días hecho todo un hombre. Yo
le dije entonces: "Hijo, estoy orgulloso de ti, siéntate un momento".
Movió la cabeza y contestó sonriendo: "Préstame las llaves del auto, nos
veremos luego..."
Ya me he jubilado, mi hijo se marchó. Le telefoneé hace
pocos días: "Me gustaría verte, si puedes venir..." "Si tuviera
tiempo, me encantaría- me dijo- pero en el trabajo estoy ocupado, los niños son
muy chicos, no los puedo dejar; me alegro de haber hablado contigo, papá"
Cuando colgué el teléfono pensé: Ha crecido y actúa como yo.
Sí, mi hijo finalmente es igualito a mí.
Fuente: Dante Gebel
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