José Pablo Feinmann escribió un libro con el título fascinante El Poder Mediático, subtitulado Una Filosofía Política. Vd. puede encontrar abajo mi opinión. ¿Quién es un filósofo? ¿Alguna persona que es capaz de citar a otros filósofos? ¿Alguna persona que puede refeccionar de fenómenos actuales? ¿Alguna persona quién muestra saber razonar lógicamente, así logrando algún entendimiento de nuestro mundo? Esas preguntas erigen leyendo el libro nuevo de José Pablo Feinmann. Por cierto, el autor escribe entretenidamente, como en efecto fuera un escritor literario. Esto es un cumplido. El erudito Feinmann he leído muchísimo, de (¡santo!) Tomás de Aquino a los filósofos “modernos”, de estos mayormente Señor Feinmann, tengo un comentario de su libro reciente: los alemanes y de estos favoritamente Martín Heidegger. ¿Por qué esto? El libro está llenado con un montón de ejemplos de la media no cuestionándolos sino poniéndosenos con gran seguridad que estas medias gobernar nuestra vida democrática; me parece que estos ejemplos están copiados de contribuciones en algunos periódicos. La tesis no es de ningún modo original; hace muchas décadas es un tópico importante entre los politólogos. Estos dichos no habían tirados la misma conclusión absolutamente negativa de nuestro autor. Por eso, es muy decepcionante que el libro contenga ninguna discusión con estos politólogos para hacer aceptable su conclusión de valor opositora. Además, se podría esperar con razón que Feinmann haya hecho todo lo posible para demostrar negativamente los hechos en que su tesis sería basada. La mera cumulación de ejemplos aislados no puede formar en ninguna manera una demostración. Como nuestro filosofo declara a priori que no es un adepto de Escuela de Viena, no resulto ser capaz de hacer caso de acertar objetivamente los hechos relatados. Más peor es que no se pueda reconstruir las líneas lógicas de Feinmann. ¿No habría sido evidente comenzar el discurso con una circunscripción clara del fenómeno del poder? Está evidente que el vocablo ´poder´ se refiere más o menos a la capacidad de restringir el comportamiento de otras personas, como, por ejemplo, Max Weber ha indicado tan convencidamente. ¿La tesis de Feinmann va a deducir meticulosamente desde una noción como esta? Por otro lado, ¿no nos da las medias nuevas positivamente la oportunidad gigante de controlar nuestra democracia? Hay otro tema que vale llamar la atención. Feinmann cree que nuestras medias actuales pueden ser caracterizadas por la atención para el culo femenino. Incluso habla de ´culocratia´. Por mucha interesante y aún cómica que esta posición sea, el autor no nos la demuestra convencidamente - ni, de nuevo, a la altura de la evidencia del fenómeno, y tampoco por la derivación lógicamente de la relevancia de esta observación para su discurso. ¡Qué lastima! Concluyendo, no creo que el libro merezca el epíteto ´filosófico´, a causa de que - en mi opinión – no sólo los hechos sino también los razonamientos son de una naturaleza no teniendo ningún compromiso. El libro de Feinmann contiene un gran desorden inherente. Por eso, quizás sea de una índole literatura. Pedro Paraíso, Buenos Aires, 26 de octubre 2013
José Pablo Feinmann escribió un libro con el título fascinante El Poder Mediático, subtitulado Una Filosofía Política. Vd. puede encontrar abajo mi opinión.
ResponderEliminar¿Quién es un filósofo? ¿Alguna persona que es capaz de citar a otros filósofos? ¿Alguna persona que puede refeccionar de fenómenos actuales? ¿Alguna persona quién muestra saber razonar lógicamente, así logrando algún entendimiento de nuestro mundo? Esas preguntas erigen leyendo el libro nuevo de José Pablo Feinmann. Por cierto, el autor escribe entretenidamente, como en efecto fuera un escritor literario. Esto es un cumplido. El erudito Feinmann he leído muchísimo, de (¡santo!) Tomás de Aquino a los filósofos “modernos”, de estos mayormente Señor Feinmann, tengo un comentario de su libro reciente:
los alemanes y de estos favoritamente Martín Heidegger.
¿Por qué esto? El libro está llenado con un montón de ejemplos de la media no cuestionándolos sino poniéndosenos con gran seguridad que estas medias gobernar nuestra vida democrática; me parece que estos ejemplos están copiados de contribuciones en algunos periódicos. La tesis no es de ningún modo original; hace muchas décadas es un tópico importante entre los politólogos. Estos dichos no habían tirados la misma conclusión absolutamente negativa de nuestro autor. Por eso, es muy decepcionante que el libro contenga ninguna discusión con estos politólogos para hacer aceptable su conclusión de valor opositora. Además, se podría esperar con razón que Feinmann haya hecho todo lo posible para demostrar negativamente los hechos en que su tesis sería basada. La mera cumulación de ejemplos aislados no puede formar en ninguna manera una demostración. Como nuestro filosofo declara a priori que no es un adepto de Escuela de Viena, no resulto ser capaz de hacer caso de acertar objetivamente los hechos relatados.
Más peor es que no se pueda reconstruir las líneas lógicas de Feinmann. ¿No habría sido evidente comenzar el discurso con una circunscripción clara del fenómeno del poder? Está evidente que el vocablo ´poder´ se refiere más o menos a la capacidad de restringir el comportamiento de otras personas, como, por ejemplo, Max Weber ha indicado tan convencidamente. ¿La tesis de Feinmann va a deducir meticulosamente desde una noción como esta? Por otro lado, ¿no nos da las medias nuevas positivamente la oportunidad gigante de controlar nuestra democracia?
Hay otro tema que vale llamar la atención. Feinmann cree que nuestras medias actuales pueden ser caracterizadas por la atención para el culo femenino. Incluso habla de ´culocratia´. Por mucha interesante y aún cómica que esta posición sea, el autor no nos la demuestra convencidamente - ni, de nuevo, a la altura de la evidencia del fenómeno, y tampoco por la derivación lógicamente de la relevancia de esta observación para su discurso. ¡Qué lastima!
Concluyendo, no creo que el libro merezca el epíteto ´filosófico´, a causa de que - en mi opinión – no sólo los hechos sino también los razonamientos son de una naturaleza no teniendo ningún compromiso. El libro de Feinmann contiene un gran desorden inherente. Por eso, quizás sea de una índole literatura.
Pedro Paraíso, Buenos Aires, 26 de octubre 2013