El estrecho vínculo que los seres humanos establecen con sus
mascotas despertó -en los últimos tiempos- el interés de investigadores a lo
largo del mundo.
Los doctores Erika Friedmann y Aaron Katcher, de la
Universidad de Pensilvania, demostraron que la interacción con animales puede
ser beneficiosa para la salud de personas con dolencias cardíacas. Uno de sus
estudios fue realizado en pacientes hospitalizados en una unidad coronarla. El
resultado: la compañía de un animal aumenta la tasa de vida en al menos un año.
Esos investigadores comprobaron, también, que el acariciar o
contemplar a su perro durante sólo unos minutos al día provoca una disminución
de la presión arterial y del ritmo cardíaco.
En relación con los aspectos psicológicos, observaron varios
factores que contribuyen a incrementar la longevidad y disminuir la morbilidad
de aquellos que viven con animales. Por ejemplo:
* La dependencia de los animales estimula en las personas
diversos comportamientos relacionados con su cuidado, lo cual las obliga a
mantenerse activas.
* El intercambio de afecto contribuye a mejorar el estado
emocional.
* Los animales son un estímulo para que las personas
realicen ejercicio. Para la mayoría de los enfermos cardíacos, caminar es una
actividad imprescindible y un perro suele ser un excelente compañero de paseo.
Enfrentar el estrés y la soledad
Otros estudios demuestran que la presencia de una mascota en
la casa puede ayudar a disminuir el nivel de estrés y mejorar la calidad de
vida tanto en adultos como en niños.
Durante una entrevista, una mujer de 82 años me contó que
estaba muy afligida porque su perra ladraba con bastante frecuencia, lo que
había motivado las quejas de sus vecinos. La señora me dijo: "Doctor, por
favor ayúdeme, no deje que me la saquen. ¿Sabe usted lo que significa para una
persona de mi edad entrar a casa y ser recibida efusivamente por alguien? No
tiene precio. Además, ¿cómo estaría ella sin mí? No tenemos familia”.
La señora me contó que su esposo había fallecido hacía
cuatro años y que ella había entrado en una gran depresión. Como consecuencia
visitaba constantemente a un médico que le recetaba varios remedios. Pero dos
años atrás una amiga le había regalado un perro. Tanto mejoró su estado de
salud que el médico le indicó suprimir la mayoría de los medicamentos.
Si bien esta anécdota podría no representar más que un caso
aislado, resulta interesante saber que existen estudios científicos que la
respaldan.
Un perro, más amigos
Los perros tienen la capacidad de actuar como facilitadores
sociales, es decir, que favorecen la iniciación de un vínculo entre personas
que no se conocen.
En las grandes ciudades, cuando alguien pasea a su mascota
es habitual que se relacione con otras personas a partir de un interés común
por los animales. Un típico ejemplo es lo que ocurre en las plazas, donde los
dueños de perros suelen establecer sitios y horarios fijos para reunirse en
compañía de sus animales.